domingo, 20 de diciembre de 2009

Acuérdate otra vez

Acuérdate de Paula Gómez, hija de doña estela, nieta de Oliva. Aquella que armaba los juegos en el barrio y que vivía diciendo: ¡Qué buena es la vida! Cuando estaba en apogeo la gripa porcina. Esto fue hace más o menos veinte años. Creo que te debes de acordar de ella. Acuérdate que le decíamos la ofrecida. Por aquello del incidente en el bar con ese tipo alto y bien parecido. Acuérdate que en el barrio siempre jugaba con todos a la lleva y era muy tramposa.

Acuérdate que a su madre le decían la galembera, porque siempre andaba gritando por el barrio y peleando con la chancera de la esquina. Algunos decían que era muy pobre. Pero era mentira, tenía mucho dinero, pero era muy tacaña. Tuvo solo una hija, Paula. Y hasta su muerte se mantuvo sola, nunca consiguió un marido. Era la vieja chismosa del barrio. Llevaba los chismes de tienda en tienda. Algunos eran ciertos otros eran falsos. Te debes acordar de ella, pues era muy conocida en todo el barrio.

Paula Gómez tenía más o menos nuestra edad. Acuérdate que tenía un novio, que era el más lindo del barrio y le decían el macancan, porque a todo el que le mirara su novia le pegaba un golpe. Acuérdate que ella vendía ropa en una boutique y la daba más cara de lo normal. Y siempre nos convencía a las dos de comprarle. Vendía todo cachivache y cosa rara, según ella, traída del extranjero. Nos robaba a todos. Acuérdate.

Ella tenía una prima que vendía joyas. Acuérdate que íbamos a su casa a comprar y nunca pagábamos. Lo cierto es que nunca más la volvimos a ver a Paula en el barrio. Sólo hasta hace poco que llegó en una camioneta con un hombre armado. Llegó súper cambiada, tanto así, que casi no la reconozco. Llegó al barrio y no saludó a nadie. Se bajó de la camioneta con un arma y entre la multitud que la asediaba buscó al macancan su ex novio y le disparó.

Yo creo que te debes de acordar de ella. Pues las tres fuimos compañeras de la universidad y fue nuestra amiga.

Magda Portal



Magda Portal (1903-1989) fue una poetisa, novelista y activista política. Nació en Perú el 27 de mayo de 1903. Su verdadero nombre era Maria Magdalena Julia Portal, pero ella se lo cambia por Magda. Los problemas económicos que afrontó en su casa la llevaron a utilizar el tema de la injustica social en su trabajo literario. De joven Magda empieza a escribir poemas, cuentos y una novela, pero la mayoría fueron destruidos.

Debido a la economía de su casa, ella tiene que estudiar de noche en la Universidad de San Marcos. Ahí conoce a Federico Bolaños compañero de clase y se casa con él. Pero la relación no duró mucho hasta que conoció al hermano de Bolaños, Reynaldo, el cual era conocido como poeta con el nombre de Serafín Delmar. Magda y Delmar inician una relación amorosa.

El primer triunfo literario de Magda se lo otorgó la Universidad de San Marcos, por un concurso de poesía. En 1925 ella junto con su esposo y su hija Gloria viaja a Bolivia y publican un periódico para obreros, Bandera Roja. En 1926 escribe el Derecho de Matar, un libro que contiene cuentos de adoctrinamiento. Ella conoce a José Carlos Mariátegui uno de los lideres socialistas e intelectuales de Perú, quien la impulsa a que publique su volumen de poesía Una Esperanza i el Mar. Debido a su relación con Mariátegui, la encarcelan, según por ser parte de un grupo comunista.
Magda viaja a México y conoce a Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador de la APRA (alianza popular revolucionaria de América) y se une a esta alianza.

Ella asume responsabilidades en el partido aprista del Perú (PAP). Es perseguida por el gobierno, Serafín su esposo, es encarcelado y ella es condenada a cumplir 500 días de cárcel. Este tiempo le sirve para escribir Costa Sur (1945) y su única novela La Trampa (1956). Fue elegida presidente del primer congreso nacional de la mujer aprista, pero el suicidio de su hija Gloria producto de un desengaño amoroso, le echó a perder el futuro. Su trabajo en el APRA termina cuando el gobierno militar la detiene junto con otros líderes. En 1956 publica su única novela La Trampa y se une a un grupo de mujeres radicales feministas en Lima. En 1981 recibe un premio por el cuarto congreso inter-americano de escritoras en México. Finalmente Magda Portal muere el 12 de julio de 1989 en Lima.

Barrio Belálcazar



Suenan pitos de carros, se siente el humo de los buses, las rejas de los negocios se abren, los trabajadores sacan las ramplas a la calle, se ven personas comprando el desayuno en la panadería, algunos esperan el bus. El señor de la esquina barre el andén de su restaurante. Rodrigo llega con las frutas y verduras para vender en su tienda. Rodolfo recoge su “cama” y la guarda en la puerta del negocio de don Vesga. Los empleados se ven ansiosos por trabajar, por ello cuando pasa un carro se escucha decir: A la orden el amigo, ¿qué se le ofrece? Así empieza un día en mi barrio.

Belalcázar es el nombre del barrio donde vivo. Está situado en la Carrera 15 con Calle 16 y va hasta la Carrera 15 con Calle 25. Este barrio está ubicado en una zona comercial y muy poco residencial con salida a la Carrera 15, la cual es muy transitada. En esta zona hay muchísimos locales comerciales: se encuentran negocios de repuestos para carros, motos, negocios de cauchos, silenciadores, tapicerías, billares, moteles y hasta deshuesaderos (negocios donde venden partes de carros robados).

Cuando cae la noche en mi barrio, el ambiente cambia totalmente. Pasa del ajetreo y del caudal de carros que desemboca en la zona a convertirse en una ciudad fantasma. A eso de las 6:00 pm todos los negocios comerciales cierran sus puertas y las calles quedan relativamente solas a excepción de los sábados. Los sábados son los únicos días en los que se ven muchas personas en la calle por la noche. Algunos dueños de los negocios comerciales compran licor y, al son de Vicente Fernández1 y Johnny Rivera2, entre otros, se quedan hasta altas horas de la noche jugando en el billar de la esquina.

Son muy pocas las personas que viven sobre la Carrera 15 y parte de la Calle 20. Hay cuadras en las cuales la mayoría de casas se usan como negocios, mientras que una minoría sirve como vivienda familiar. Hacia la Calle 19 es otro panorama, un poco más tranquilo. Hay 3 papelerías, 3 cacharrerías, 2 salas de internet, 4 panaderías, 2 puestos de comidas rápidas, 5 tiendas y 2 puestos de arepas. También está la Escuela del barrio, Nuestra Señora de los Remedios y, diagonal a ésta, se encuentra la Iglesia.

La vida en mi barrio por la Carrera 15 es un poco peligrosa, ya que al frente de ésta se encuentra ubicado el barrio Sucre, comúnmente conocido como la olla. Esto trae como consecuencia que durante la noche la Carrera 15, sea invadida por delincuentes del barrio Sucre, los cuales roban transeúntes y conductores mientras esperan el cambio del semáforo. De ahí que a las 6:00 pm todos los negocios empiezan a cerrar, quedando la 15 relativamente sola. Por la Calle 19 el ambiente es diferente, puedo incluso decir que seguro, ya que no hay tanta inseguridad.

Toda mi vida he vivido en el barrio Belalcázar y he estado en la misma casa dado que es propia. Pienso que el haber crecido en un barrio donde sólo se hablaba de carros, motores y repuestos, me influenció muchísimo. Por ejemplo, aprendí cómo diferenciar cuando un carro no tiene pintura original, qué motor tiene, si es diesel o a gasolina; también memoricé algunas marcas de carros y sus modelos. Estoy muy contenta donde vivo, mi barrio me ha enseñado muchas cosas que en ninguna otra parte hubiera podido aprender.

SALÓN DE ASAMBLEAS DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ

Es domingo y son las 9:45am. Llego al salón de asambleas de los Testigos de Jehová ubicado en el barrio Meléndez, enseguida del batallón. Llego a la puerta y me recibe un joven con una sonrisa amigable y me dice: Buenos días. Bienvenida. Mire, este es el programa de los dos días de asamblea. Señalando un papel. Aquí encontrará los temas de las conferencias que se tratarán. Gracias. Le contesto.

Después de ese recibimiento inesperado, me dirijo a buscar un asiento. Entro y lo primero que veo son mujeres, hombres y niños muy bien vestidos. Parece que fueran para una fiesta especial. Dirijo mi vista a la plataforma y veo varios jóvenes arreglando el atril, el sonido y los micrófonos. Encuentro un asiento en la parte trasera del salón. Me siento y espero. Las personas que pasaban por mi lado me saludaban como si las conociera de años. Situación que en cierto modo me molestaba.

Miro el reloj y ya hora era que empezara la reunión. Observo la plataforma y de inmediato se sube un señor y dice: Muy buenos días. Es un placer empezar nuestra asamblea de circuito Sigamos venciendo el mal con el bien. Tomada de Romanos 12: 21. Muy bien, ahora coloquémonos de pie y entonemos un cántico de alabanza a Jehová. Cántico número 10. ¿Y ahora qué hago? Pensé.

Al lado mío había una señora y me acercó su libro o cántico como lo llaman. Me paré a su lado y observaba mientras las personas cantaban. La música cabe resaltar era instrumental. No había una banda en la plataforma gritando, ni cosa parecida. La música provenía de un CD y se amplificaba por los parlantes que estaban en cada esquina del salón.

Terminaron de cantar y el señor del que hablé en el inicio dijo: Ahora dirijámonos a Jehová en oración. Terminó diciendo AMEN. Todos al unísono dijeron lo mismo después de él. Se sentaron y yo hice lo mismo. El señor del atril dijo: Ahora escuchemos la conferencia ¿A qué valores concede usted mayor importancia? Y un joven de más o menos unos 23 años empezó a hablar.

¨La situación es un fenómeno social autorreferencial, en el que es posible reconocer dinámicas autónomas de concentración, dispersión, conflicto, consenso y recomposición en las que las variables espaciales y el tiempo juegan un papel fundamental¨...

Las situaciones que pude observar en mi trabajo de campo en el salón de asambleas fueron bastantes heterogéneas y muy dinámicas. Un ejemplo de ellas fue la hora del almuerzo. A eso de las 12:00 pm se entonó otro cántico y acto seguido el señor de la plataforma dijo que se haría un receso y que a la 1:30 pm se comenzaría con la sesión de la tarde.

En el caso del salón el tiempo y el espacio fueron de suma importancia para que las situaciones salieran a flote. La hora del almuerzo fue vital para que todos dejaran su sitio y se dispersaran por todo el salón. Es como si en esa hora todos pudieran ser y actuar como son, sin estar sometidos a una norma (es decir prestar atención y permanecer sentados) en la que en algunos momentos aburría.

Todos se dispusieron a buscar qué comer. Unos llevaron el almuerzo y otros no. Los que no lo llevaron, fueron a una tienda que queda cerca y a la que me tocó ir a mí también. La dispersión que se observaba no sólo se daba dentro del salón sino a las afueras de éste. Vi personas comiendo en el parqueadero del salón dentro los carros. Los que no estaban comiendo, estaban charlando y siempre en grupo.

Algunas mujeres hacían fila para entrar al baño con sus hijos. Había personas tomándose fotos y otros todavía permanecían sentados. El ambiente que se dio después de la dispersión fue tan diferente, porque no sólo veía pasar personas de un lado a otro como si fueran transeúntes, sino que las personas cambiaban de estado y de posición.

El concepto protagonista aquí es el de territorialidad o identificación de los individuos con un área que interpretan como propia, y que se entiende que ha de ser defendida de intrusiones, violaciones o contaminaciones.

Algo que observé fue que las personas sentían que el salón les pertenecía, todos hacían uso de él sin ningún problema.

Por ejemplo, había dos personas encargadas de que el baño de mujeres permaneciera limpio. Hice fila y esperé mi turno. Cuando entré al baño vi que era gigante. Habían aproximadamente 20 sanitarios y 10 lavamanos. Vi que la función en si de las mujeres era que no se amontonaran las personas en el baño, además de que éste permaneciera limpio. Al concluir la sesión de la tarde, todas las personas arrumaron las sillas, trajeron escobas, recogedores, trapeadores y empezaron a hacer aseo. Pienso que esa fue la mayor muestra de apropiación del territorio como tal.

Esta situación la asemejo cuando una persona tiene una casa propia y ella se preocupa porque su casa esté limpia y todo marche bien. Todo eso lo hace porque le pertenece. De igual manera, esto fue lo que observé en el salón, las personas se preocupaban porque el salón estuviera limpio y además porque todo saliera bien. Cuando digo salir bien me refiero a las conferencias.

Mientras estaban dando una conferencia me di un paseo por el salón y encontré un lugar en el que esperaban los conferencistas a ser llamados. Las personas que estaban ahí ensayaban que la presentación le saliera bien. Todo hacia parte de un proceso de adueñamiento, o como lo llama Delgado de territorialidad.

La ciudad tiene habitantes, lo urbano no. Es más, en muchos más sentidos, lo urbano se desarrolla en espacios deshabitados e incluso inhabitables.

El salón de acuerdo a la definición que da Manuel Delgado puede llegar a ser considerado como algo urbano, ya que en él no habita nadie, sólo es utilizado los días en que está programada una asamblea. Es sólo un lugar de paso, en el que se presentan situaciones fortuitas donde los asistentes transforman el lugar cuando cambian de estado y de posición. Y donde se establecen relaciones anónimas en las que en muchos casos son sólo de paso. También se puede considerar como un lugar practicado ya que es territorio y espacio ocupado.

¨La urbanidad consiste en esa reunión de extraños, unidos por la evitación, el anonimato y otras películas protectoras, expuestos, a la intemperie, y al mismo tiempo, a cubierto, camuflados, mimetizados, invisibles¨...

Las asambleas que se hacen en el salón son cada 6 meses, por ello para los Testigos de Jehová esa reunión esa algo que se convierte en especial. De ahí que algunas congregaciones5 de Cali son asignadas para la asamblea y es ahí donde cabe el concepto que menciona Manuel Delgado sobre la urbanidad. En el que dice que es una reunión de extraños, lo digo porque a la asamblea asisten personas de todo Cali y la mayoría no se conocen entre sí. Esto lo pude observar en mi vista al salón, pues aunque todos tenían algo en particular (asistir a la asamblea) no se conocían. Todos permanecían con las personas conocidas para ellos y no establecían una relación con aquellos desconocidos.

Analicé tres jóvenes. Una mujer y dos hombres. Cuando se terminó la sesión del medio día, se reunieron en la plataforma. Vi que todo el receso iban de un lugar a otro, siempre juntos, no se separaban para nada. Considero que en ese caso que observé se puede utilizar el concepto del primer aliento de una sociedad, el estar juntos y el concepto de tierra general donde las personas se desplazan de un lugar a otro libremente.

¨El espacio usado de paso – el espacio público o semipúblico – es un espacio diferenciado, esto es territorializado, pero las técnicas prácticas y simbólicas que lo organizan espacial o temporalmente, que lo nombran, que lo recuerdan, que lo someten a oposiciones, yuxtaposiciones y complementariedades, que lo gradúan, que lo jerarquizan, etc., son poco menos que innumerables, proliferan hasta el infinito, son infinitesimales, y se renuevan a cada instante¨.

El salón de asambleas como lo dije al inicio, es un espacio territorializado el cual es usado de paso. Delgado dice que las prácticas se renuevan a cada instante. Cada visita que realicé tuvo sus dinámicas de composición y descomposición de las masas. Cada día tuvo formas heterogéneas en las que las personas se comportaban y realizan todo de una forma diferente.

Las situaciones fueron muy diversas. Creo que al definir Delgado la urbanidad cuando dice que las prácticas proliferan hasta el infinito, me atrevo a decir que quería decir que en un lugar público nunca nada está escrito. Cada día que las personas hacen uso de él lo transforman y lo desconstruyen con las relaciones sociales que establecen en el lugar.

El salón considerado como urbano se puede controlar en la medida en que todos sus usuarios abandonen por completo el lugar y se dejen de construir relaciones y situaciones. Este control lo vi cuando todos poco a poco fueron abandonando el lugar y cerraron las puertas.

…… ¨observación flotante, y consiste en mantenerse vacante y disponible, sin fijar la atención en un objeto preciso sino dejándola flotar para que las informaciones penetren sin filtro, sin aprioris, hasta que hagan su aparición puntos de referencia, convergencia¨...

Hay aproximadamente 400 personas. Hay hombres, mujeres, niños y ancianos. Todos comparten el mismo lugar, el salón. La mayoría está hablando. Escucho murmullos y risas. También conversaciones, escucho decir: ¡hola! ¿Cómo estás?... si si… tengo que ir a verte… nos vemos… cuídate. Y así sucesivamente. Las mujeres que hacen fila en el baño las veo algo afanadas por entrar. Las personas que están en la calle observan lo que sucede a su alrededor con asombro. Suena una canción la que indica que es hora que empiece la sesión de la tarde. Todos pasan inquietos a buscar su asiento. Parece el caos total. Personas de un lugar otro. Algunos caminan rápido para sentarse y esperar. Y yo en una esquina observando lo que sucede, hasta que alguien me dice ¿busca a alguien?

El rito de paso es una práctica social de transformación o cambio que garantiza la integración de los individuos en un lugar determinado previsto para ellos.
Cuando eran las 10 am se entonó un cántico y empezó la sesión. Antes de entonarse ese cántico todas las personas estaban dispersas en todo el salón. Pero cuando escucharon la música, de inmediato todo se transformó. Todos buscaron donde sentarse y su cántico. Las personas pasaron de movilizarse por todo el salón a permanecer quietas, hubo transformación.

Mediante los canticos de la sesión de la tarde y la mañana, la mayoría de los asistentes se integraron y fueron uno solo. Lo vi cuando la mayoría de las personas cantó al unísono durante los canticos. Otro rito de paso que hubo fue la oración de conclusión, pues todos guardaron silencio mientras el discursante terminaba de hablar. Durante ese momento se sentía un silencio total, solo se escuchaba la voz del orador, pero después del amen vino una gran transformación, todos se volvieron a dispersar. Iban de un lugar otro. Y es en estas dos situaciones donde aplico el concepto de ritos de paso.

El padre Casafús Tomás Carrasquilla



Tomás Carrasquilla nació en Santo Domingo el 17 de enero de 1858 y murió en Medellín el 19 de diciembre de 1940. Carrasquilla vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX en la región de Antioquia. Se caracterizó por ser muy rico, tanto así, que era suficientemente rico como para no hacer nada. A sus 37 años vivía todavía con sus padres y dependía económicamente de ellos. En 1895 les dirige una carta a sus padres desde Bogotá donde les relata qué gastos ha tenido hasta el momento. En esa carta les dice que vayan consiguiendo dinero para la edición del libro. Me llama la atención la arrogancia con la que se dirige a sus padres:

“Para entonces necesito, pues, esos 'riales'. Vayan viendo cómo y de qué modo se remiten o giran. Tal es la situación económica de Tomasito".

Carrasquilla tenía una afición por el dinero y sobretodo era muy perezoso para trabajar. Como sabía que era rico no se preocupaba por nada, lo que no sabía era que su dinero no duraría para siempre:

"Yo, a la vez que muy flojo y perezoso para todo lo que sea trabajar, no tengo los estímulos que a otros empujan … No ambiciono tampoco, ni lo necesito, el lucro pecuniario: para lo que soy, para lo que quiero, para lo que he menester, tengo de sobra con mi modesto capital" .

La suerte de Tomás no fue la mejor, pues, invirtió todo su dinero en un banco el cual le ayudaría para irse a Barcelona y encontrar con quién casarse. Pero el banco quebró y también de paso Tomás. En una carta que escribe a un amigo parece ser, le dice que no se preocupe, que no perderá su encantadora indolencia por unos billetes.

Tomás Carrasquilla fue un escritor costumbrista, él en sus obras daba una descripción de las costumbres particulares de los pueblos. Aunque Carrasquilla conoció un poco e incluso compartió con las generaciones del modernismo, nunca cambio, siempre mantuvo su camino original, el de ser un escritor costumbrista.

El contexto en el que Tomás Carrasquilla escribió El Padre Casafús fueron las guerras civiles que hubieron en Colombia en ese entonces, una de ellas fueron los conflictos entre conservadores y liberales. Bajo esta situación de conflicto, se establece la constitución del 86, en la cual se promulgaba un gobierno centralista y se dejaba a un lado el gobierno federalista. La pelea entre estos partidos tenía un fin y se trataba de obtener el control total del país.
De ahí que Tomás refleja esa pelea entre conservadores y liberales en su obra El Padre Casafús, Carrasquilla muestra a qué grado era esa rivalidad entre esos dos partidos políticos bajo el gobierno liberal del presidente Aquileo Parra.
Un aparte de la obra deja entrever la rabia que los conservadores tenían hacia los liberales:

¨ Y en la borradura de aquel matronas había una corrección de ternura, una valentía de patriotismo, un grito de protesta. Al contemplar a misiá Quiteria esa ochos letras y el simbólico moño, ideado por Efrencito, toda se estremecía de fruiciones, veía la religión triunfante, rematada la relojería y a Parra aplastado entre los escombros del Capitolio. ¨

En esta obra nos muestra cómo las personas de aquel entonces tenían tan arraigado el patriotismo. Se presenta al partido conservador como el partido celestial, el que proviene de Dios y solo hay un camino qué seguir: el ser conservador. Los conservadores como su nombre lo indica, conservaban sus costumbres Católicas y no las modificaban para nada, se limitaban a seguirlas al pie de la letra. A diferencia de los liberales, estos se caracterizaban por ir en contra de la iglesia católica. La iglesia católica en El Padre Casafús se ve como eje central de la obra. Entorno a ésta se recrea una historia en donde el protagonista es acusado de ser un pecador por desplegar actitudes de liberal, las cuales eran condenadas por ir en contra de Dios.

El Padre Casafús es un cura de un pueblo sencillo. Es un anciano ilustrado que posee una excelente oratoria, además tiene una vanidad al hablar sin igual. Con él viven dos hermanas solteronas y un sobrino que la gente del pueblo considera estúpido. El Padre Casafús es alguien que se preocupaba muchísimo por las personas desamparadas. Por lo general no comían muy bien en su casa y a veces aguantaban hambre. Cada vez que hacía colectas en la iglesia le daba el dinero que recogía a quien más lo necesitase. Esto desagradaba un poco a su familia, porque ellos pensaban que era algo egoísta por parte de él no pensar en las necesidades de ellos.

En El Padre Casafús Tomás Carrasquilla muestra cómo es el enfrentamiento entre liberales y conservadores. Prueba de ello es la actuación que tiene El Padre Casafús como personaje. El Padre Casafús es víctima de un malentendido que recorre a todo el pueblo, a causa de una misa que da, en la cual da a entender que no está de acuerdo con la guerra actual y que no la apoya. Esto para muchos fue sinónimo de liberalismo.

Y en especial lo fue para Quiteria, una feligrés devota y además chismosa e intrigante. Ella era conservadora a morir, es más, en cierta ocasión expresó:

¨ Mi sangre diera, padre… y la daré por mi religión y por mi patria, en caso que Dios quiera castigarnos con el triunfo de los rojos. ¨

La pasión que ella sentía por ser conservadora era tan grande, que cuando se dio cuenta que El Padre Casafús tenía actitudes liberales se arremetió contra él, con la idea de que lo suspendieran de ser cura. El Padre Casafús era un ser inocente que no sabía que estaban haciendo a sus espaldas. Todo era un malentendido que se había usado en su contra para determinar que sí era liberal. Aunque él nunca negó que era liberal, hay un pasaje de la obra que deja evidencia que El Padre Casafús se siente algo indignado por las acusaciones que le están haciendo:

¨ Si por rojismo se entiende no predicar la guerra actual, soy rojo, y lo seré siempre, porque nunca predicaré ninguna guerra.¨

El Padre Casafús explica que cuando Jesús viene a la tierra establece la ley de gracia y queda abolida la guerra, por ello, Jehová no quiere que haya más guerra. De ahí que El Padre Casafús da su punto de vista y su postura frente a las cuestiones de guerra. Se puede inferir que El Padre Casafús solo pertenece a un partido, al partido de Dios. A él solo le importan las cuestiones religiosas y no, el estar pendiente de qué grupo político puede tomar partido. Aunque él es suspendido, no le presta mucha atención a esto, dice que se lo merece por su vanidad de orador y de hombre ilustrado. En pocas palabras no le importó mucho.

El Padre Casafús siempre se caracterizó por ser altruista, siempre se preocupaba por los demás, pero nunca se preocupó por su familia. En cierta ocasión, cuando su familia no tenía nada para comer, Quiteria envía un banquete a la casa de El Padre Casafús, pero él no lo acepta, más bien sale a la calle y se encuentra con una mujer y le da toda la comida que han llevado a su casa. Esto demuestra que el padre vivía para ayudar a los demás, pero no para que lo ayudaran.

Prueba de ello, es que El Padre Casafús muere cuando un hombre que era muy rico, le envía mucho dinero y sus hermanas disponen de este y el padre muere según Milagros de hartura. Quizás el padre estaba harto de que las personas le dieran su ayuda, lo más probable es que pensaba que los demás sí necesitaban la ayuda y no él. Y también puede ser que no soportó las intrigas que giraban entorno, a si era o no liberal.

José Arcadio Buendía Cien años de Soledad


¨ Esa noche, en la cena, el supuesto Aureliano Segundo desmigajó el pan con la mano derecha y tomó la sopa con la izquierda. Su hermano gemelo, el supuesto José Arcadio Segundo, desmigajó el pan con la mano izquierda y tomó la sopa con la derecha. Era tan precisa la coordinación de sus movimientos que no parecían dos hermanos sentados el uno frente al otro, sino un artificio de espejos. ¨

Aunque este fenómeno le llamaba la atención a su bisabuela Úrsula, ni ella ni nadie le prestaron atención a esto. Sucedió lo mismo cuando su hijo Aureliano a la edad de tres años, le predijo que aquella olla que estaba en el centro de la mesa se iba a caer y tan pronto él hizo ese anuncio la olla se despedazó en el suelo. José Arcadio Segundo poco a poco iba desplegando las características de los Aurelianos. Se puede ver que José Arcadio Segundo era alguien de bajo perfil y sobre todo muy callado, de ahí que García Márquez no se ocupa mucha de la descripción del personaje.

Tanto José Arcadio Segundo como su hermano gemelo tenían la costumbre de jugar a cambiar de identidad. Ellos poseían unas esclavas que tenían escrito el nombre de cada uno y jugaban a intercambiarlas. En cierta ocasión sucedió que no se supo quién era quién debido a que eran muy parecidos. Hacían todo a la misma vez, se levantaban a la misma hora, sentían ganas de ir al baño en el mismo instante, eran como una especie de mecanismo sincronizado.

Un día José Arcadio Segundo le pide al coronel Gerineldo Márquez que lo lleve a ver un fusilamiento, es ahí cuando se comienza a diferenciar de su hermano gemelo. Esta acción deja ver que en los juegos de intercambio de personalidad José Arcadio Segundo era Aureliano Segundo, ya que hereda de su tío el coronel Aureliano Buendía el interés por la guerra y las causas sociales. Pero después que José Arcadio Segundo presencia el fusilamiento, cambia de opinión y empieza a detestar las prácticas militares por el hecho de que enterraran vivos a los fusilados, además queda con el terror de que lo enterraran vivo después de haber presenciado ese hecho.

José Arcadio Segundo al repudiar los actos violentos que presenció cuando estuvo en el fusilamiento, empieza a ayudarle al padre Antonio Isabel en la iglesia. Cuando llega la hora de su primera comunión, es curioso lo que le dice el padre y lo que José Arcadio Segundo hace:

¨ No le sorprendió que el padre le preguntara si había hecho cosas malas con una mujer, y contestó honradamente que no, pero se desconcertó con la pregunta de si la había hecho con animales. ¨

¨ El muchacho se aficionó tanto a aquellas incursiones nocturnas, que pasó mucho tiempo antes de que se le viera en la tienda de Catarino. ¨

José Arcadio Segundo cuando crece se convierte en un aficionado a los gallos lo cual le desagrada mucho a su bisabuela Úrsula, ya que según ella los gallos eran los que habían traído la desgracia a su casa. Aunque ella no lo menciona, quizá recuerda cuando su esposo mató a Prudencio Aguilar con una lanza en una pelea de gallos. Esto deja ver que José Arcadio Segundo iba a repetir los mismos gustos por los gallos y las mismas pasiones por los descubrimientos que su bisabuelo José Arcadio Buendía había tenido. José Arcadio Segundo poco a poco se iba pareciendo más a su bisabuelo.

En cierta ocasión su hermano gemelo y él conocen una mujer viuda que había llegado al pueblo a vender rifas. Como ambos eran tan iguales físicamente ella sin darse cuenta se estaba acostando con ellos alternativamente, Aureliano Segundo decide quedarse con ella. José Arcadio Segundo a diferencia de su hermano la consideraba como una mujer que para nada era buena en la cama, es más, decía que la recordaba como una mujer perezosa en la cama.

José Arcadio Segundo, al igual que su bisabuelo José Arcadio Buendía le gustaba los descubrimientos, así que decide que va a despejar el cauce para crear un servicio de navegación. Esto lo hace con la idea de traer el primer barco que zarpe en Macondo. Esta acción nos recuerda cuando su bisabuelo José Arcadio Buendía hizo una expedición con algunas personas con la idea de encontrar el mar. De ahí que cuando José Arcadio Segundo comenta lo que va ha hacer, Úrsula dice:

¨ Ya esto me lo sé de memoria. Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio. ¨

Cuando José Arcadio Segundo vuelve a Macondo llega con una balsa en la cual traía consigo unas matronas francesas. Aunque fue un gran logro para José Arcadio Segundo que zarpara el primer barco en Macondo, las personas que trajo de su viaje no fueron lo mejor, pues llegaron a imponer nuevas costumbres y a causa de ellas sucede una tragedia en Macondo:

¨ Lo único que quedó de aquella desventurada iniciativa fue el soplo de renovación que llevaron las matronas de Francia, cuyas artes magníficas cambiaron los métodos tradicionales del amor, y cuyo sentido del bienestar social arrasó con la anticuada tienda de Catarino y transformó la calle en un bazar de farolitos japoneses y organillos nostálgicos. Fueron ellas las promotoras del carnaval sangriento que durante tres días hundió a Macondo en el delirio, y cuya única consecuencia perdurable fue haberle dado a Aureliano Segundo la oportunidad de conocer a Fernanda del Carpio.¨

José Arcadio Segundo permanece mucho tiempo sin saber de su familia, hasta que tiempo después ésta se da cuenta que se convirtió en capataz de la compañía bananera y Fernanda del Carpio exige que no vuelva a pisar su casa. Cuando José Arcadio Segundo vuelve a su casa crea una relación estrecha con el coronel Aureliano Buendía. Permanecía mucho tiempo con el coronel encerrado en el taller, nadie nunca supo de qué hablaban. Esta relación y afinidad entre ellos demuestra una vez más que José Arcadio Segundo era un Aureliano con características de su bisabuelo:

¨ Úrsula se reprochaba la tendencia a olvidarse de él al hablar de la familia, pero cuando lo sintió de nuevo en la casa, y advirtió que el coronel lo admitía en el taller durante horas de trabajo, volvió a examinar sus viejos recuerdos y confirmó la creencia de que en algún momento de la infancia se había cambiado con su hermano gemelo, porque era él y no el otro quien debía llamarse Aureliano. ¨

José Arcadio Segundo siempre se caracterizó por ser un hombre calmado, pero cuando éste incitó a los trabajadores de la compañía bananera a una huelga, salió del completo anonimato. Él se había vuelto como una especie de líder sindical. Sufrió un atentado el cual alarmó mucho a Úrsula, lo trató de prevenir pero no logró nada, al contrario se hizo cada vez más terco:

¨ Lo mismo que Aureliano – exclamó Úrsula – Es como si el mundo estuviera dando vueltas. ¨

Varios meses después José Arcadio Segundo fue encarcelado junto con otros líderes sindicales. La situación que se vivía entorno a la compañía bananera era desconcertante, pues los obreros eran aglomerados en tambos y a los enfermos les daban una píldora de colores sin importar la enfermedad que tuviesen. Ante esto los obreros hacen una especie de súplica pero el señor Brown, el cual era el dueño de la compañía y el que debía aprobar las súplicas, desaparece de Macondo.

Ante la resolución que se dictó en la que decía que la compañía bananera no tenía trabajadores, estalla una huelga. Llegan a Macondo las fuerzas militares para poner orden. José Arcadio Segundo junto con el coronel Gavilán va a la estación del tren con la muchedumbre por si ocurre algo. Ante la espera de un supuesto tren que llegaría a Macondo, las multitudes se hacinaron en la estación para ver qué sucedería. En ese momento de tensión un teniente lee que a los huelguistas se les considera como a una cuadrilla de malhechores.

Se dio cinco minutos para abandonar la estación pero nadie hizo caso. Ante esto, el capitán dio la orden de fuego y murieron como unos tres mil según José Arcadio Segundo cuando le contaba esto a su familia. José Arcadio Segundo había sido testigo de una tragedia sin igual. Cuando él despierta se encuentra rodeado de muertos en un tren. José Arcadio Segundo logra salir de ese tren que iba rumbo al mar, todos los muertos iban a ser arrojados al mar para no dejar evidencia de la tragedia.

José Arcadio Segundo algo aturdido por lo que vio lo comenta con su familia, pero nadie le cree lo que cuenta. El único sobreviviente de la masacre había sido él. La policía lo busca incesantemente en la casa de él pero no lo hallan. Así que decide encerrarse en el cuarto de Melquíades a repasar los manuscritos. Para la familia de José Arcadio Segundo su fin iba a ser el mismo que el de su bisabuelo, la locura. José Arcadio Segundo solo repetía:

¨ Eran más de tres mil – fue todo cuanto dijo José Arcadio Segundo – Ahora estoy seguro de que eran todos los que estaban en la estación. ¨

Úrsula al igual que con su esposo sintió compasión por el estado en el que se encontraba José Arcadio Segundo, debido a su encierro en el cuarto de Melquíades. El estado de soledad en el que se encontraba José Arcadio Segundo le recordaba al coronel Aureliano Buendía, cuando se encerraba en su taller para hacer pescaditos de oro. Y el mundo de tinieblas en el que se encontraba José Arcadio Segundo le recordaba a su esposo. Ella pensaba que el tiempo no pasa, sino que da vueltas al redondo.

El fin de José Arcadio Segundo estaba escrito. Mientras le repetía a Aureliano (hijo de meme con Mauricio Babilonia) – Acuérdate siempre de que eran más de tres mil y que los echaron al mar-10 muere acostado sobre los pergaminos de Melquíades y con los ojos abiertos. Algo curioso de la muerte de José Arcadio Segundo es que en el mismo instante que él muere también muere su hermano gemelo. Para cerciorase de que está muerto Santa Sofía de la Piedad le degüella el cuello para que no quedaran dudas de que iba a ser enterrado vivo. Cuando van a ser enterrados su familia se equivoca de tumbas, puede ser que José Arcadio Segundo lo enterraran en la tumba de Aureliano Segundo y así muriera con su verdadera identidad, la de ser un Aureliano.

José Arcadio Buendía Cien años de Soledad

¨ Esa noche, en la cena, el supuesto Aureliano Segundo desmigajó el pan con la mano derecha y tomó la sopa con la izquierda. Su hermano gemelo, el supuesto José Arcadio Segundo, desmigajó el pan con la mano izquierda y tomó la sopa con la derecha. Era tan precisa la coordinación de sus movimientos que no parecían dos hermanos sentados el uno frente al otro, sino un artificio de espejos.2 ¨

Aunque este fenómeno le llamaba la atención a su bisabuela Úrsula, ni ella ni nadie le prestaron atención a esto. Sucedió lo mismo cuando su hijo Aureliano a la edad de tres años, le predijo que aquella olla que estaba en el centro de la mesa se iba a caer y tan pronto él hizo ese anuncio la olla se despedazó en el suelo. José Arcadio Segundo poco a poco iba desplegando las características de los Aurelianos. Se puede ver que José Arcadio Segundo era alguien de bajo perfil y sobre todo muy callado, de ahí que García Márquez no se ocupa mucha de la descripción del personaje.

Tanto José Arcadio Segundo como su hermano gemelo tenían la costumbre de jugar a cambiar de identidad. Ellos poseían unas esclavas que tenían escrito el nombre de cada uno y jugaban a intercambiarlas. En cierta ocasión sucedió que no se supo quién era quién debido a que eran muy parecidos. Hacían todo a la misma vez, se levantaban a la misma hora, sentían ganas de ir al baño en el mismo instante, eran como una especie de mecanismo sincronizado.

Un día José Arcadio Segundo le pide al coronel Gerineldo Márquez que lo lleve a ver un fusilamiento, es ahí cuando se comienza a diferenciar de su hermano gemelo. Esta acción deja ver que en los juegos de intercambio de personalidad José Arcadio Segundo era Aureliano Segundo, ya que hereda de su tío el coronel Aureliano Buendía el interés por la guerra y las causas sociales. Pero después que José Arcadio Segundo presencia el fusilamiento, cambia de opinión y empieza a detestar las prácticas militares por el hecho de que enterraran vivos a los fusilados, además queda con el terror de que lo enterraran vivo después de haber presenciado ese hecho.

1. José Arcadio Segundo es hijo de Arcadio y Santa Sofía De La Piedad. Él tiene una hermana, Remedios La Bella y un hermano gemelo Aureliano Segundo. Su padre se caracterizó por ser un gobernante cruel, por lo cual fue fusilado.

2. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 101.

José Arcadio Segundo al repudiar los actos violentos que presenció cuando estuvo en el fusilamiento, empieza a ayudarle al padre Antonio Isabel en la iglesia. Cuando llega la hora de su primera comunión, es curioso lo que le dice el padre y lo que José Arcadio Segundo hace:

¨ No le sorprendió que el padre le preguntara si había hecho cosas malas con una mujer, y contestó honradamente que no, pero se desconcertó con la pregunta de si la había hecho con animales.3 ¨

¨ El muchacho se aficionó tanto a aquellas incursiones nocturnas, que pasó mucho tiempo antes de que se le viera en la tienda de Catarino.4 ¨

José Arcadio Segundo cuando crece se convierte en un aficionado a los gallos lo cual le desagrada mucho a su bisabuela Úrsula, ya que según ella los gallos eran los que habían traído la desgracia a su casa. Aunque ella no lo menciona, quizá recuerda cuando su esposo mató a Prudencio Aguilar con una lanza en una pelea de gallos. Esto deja ver que José Arcadio Segundo iba a repetir los mismos gustos por los gallos y las mismas pasiones por los descubrimientos que su bisabuelo José Arcadio Buendía había tenido. José Arcadio Segundo poco a poco se iba pareciendo más a su bisabuelo.

En cierta ocasión su hermano gemelo y él conocen una mujer viuda que había llegado al pueblo a vender rifas. Como ambos eran tan iguales físicamente ella sin darse cuenta se estaba acostando con ellos alternativamente, Aureliano Segundo decide quedarse con ella. José Arcadio Segundo a diferencia de su hermano la consideraba como una mujer que para nada era buena en la cama, es más, decía que la recordaba como una mujer perezosa en la cama.

José Arcadio Segundo, al igual que su bisabuelo José Arcadio Buendía le gustaba los descubrimientos, así que decide que va a despejar el cauce para crear un servicio de navegación. Esto lo hace con la idea de traer el primer barco que zarpe en Macondo. Esta acción nos recuerda cuando su bisabuelo José Arcadio Buendía hizo una expedición con algunas personas con la idea de encontrar el mar. De ahí que cuando José Arcadio Segundo comenta lo que va ha hacer, Úrsula dice:

¨ Ya esto me lo sé de memoria. Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio.5 ¨

3. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 108.

4. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 109. 5. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 113.

Cuando José Arcadio Segundo vuelve a Macondo llega con una balsa en la cual traía consigo unas matronas francesas. Aunque fue un gran logro para José Arcadio Segundo que zarpara el primer barco en Macondo, las personas que trajo de su viaje no fueron lo mejor, pues llegaron a imponer nuevas costumbres y a causa de ellas sucede una tragedia en Macondo:

¨ Lo único que quedó de aquella desventurada iniciativa fue el soplo de renovación que llevaron las matronas de Francia, cuyas artes magníficas cambiaron los métodos tradicionales del amor, y cuyo sentido del bienestar social arrasó con la anticuada tienda de Catarino y transformó la calle en un bazar de farolitos japoneses y organillos nostálgicos. Fueron ellas las promotoras del carnaval sangriento que durante tres días hundió a Macondo en el delirio, y cuya única consecuencia perdurable fue haberle dado a Aureliano Segundo la oportunidad de conocer a Fernanda del Carpio.6 ¨

José Arcadio Segundo permanece mucho tiempo sin saber de su familia, hasta que tiempo después ésta se da cuenta que se convirtió en capataz de la compañía bananera y Fernanda del Carpio exige que no vuelva a pisar su casa. Cuando José Arcadio Segundo vuelve a su casa crea una relación estrecha con el coronel Aureliano Buendía. Permanecía mucho tiempo con el coronel encerrado en el taller, nadie nunca supo de qué hablaban. Esta relación y afinidad entre ellos demuestra una vez más que José Arcadio Segundo era un Aureliano con características de su bisabuelo:

¨ Úrsula se reprochaba la tendencia a olvidarse de él al hablar de la familia, pero cuando lo sintió de nuevo en la casa, y advirtió que el coronel lo admitía en el taller durante horas de trabajo, volvió a examinar sus viejos recuerdos y confirmó la creencia de que en algún momento de la infancia se había cambiado con su hermano gemelo, porque era él y no el otro quien debía llamarse Aureliano.7 ¨

José Arcadio Segundo siempre se caracterizó por ser un hombre calmado, pero cuando éste incitó a los trabajadores de la compañía bananera a una huelga, salió del completo anonimato. Él se había vuelto como una especie de líder sindical. Sufrió un atentado el cual alarmó mucho a Úrsula, lo trató de prevenir pero no logró nada, al contrario se hizo cada vez más terco:

¨ Lo mismo que Aureliano – exclamó Úrsula – Es como si el mundo estuviera dando vueltas.8 ¨

6. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 113.

7. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 149. 8. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 168.

Varios meses después José Arcadio Segundo fue encarcelado junto con otros líderes sindicales. La situación que se vivía entorno a la compañía bananera era desconcertante, pues los obreros eran aglomerados en tambos y a los enfermos les daban una píldora de colores sin importar la enfermedad que tuviesen. Ante esto los obreros hacen una especie de súplica pero el señor Brown, el cual era el dueño de la compañía y el que debía aprobar las súplicas, desaparece de Macondo.

Ante la resolución que se dictó en la que decía que la compañía bananera no tenía trabajadores, estalla una huelga. Llegan a Macondo las fuerzas militares para poner orden. José Arcadio Segundo junto con el coronel Gavilán va a la estación del tren con la muchedumbre por si ocurre algo. Ante la espera de un supuesto tren que llegaría a Macondo, las multitudes se hacinaron en la estación para ver qué sucedería. En ese momento de tensión un teniente lee que a los huelguistas se les considera como a una cuadrilla de malhechores.

Se dio cinco minutos para abandonar la estación pero nadie hizo caso. Ante esto, el capitán dio la orden de fuego y murieron como unos tres mil según José Arcadio Segundo cuando le contaba esto a su familia. José Arcadio Segundo había sido testigo de una tragedia sin igual. Cuando él despierta se encuentra rodeado de muertos en un tren. José Arcadio Segundo logra salir de ese tren que iba rumbo al mar, todos los muertos iban a ser arrojados al mar para no dejar evidencia de la tragedia.

José Arcadio Segundo algo aturdido por lo que vio lo comenta con su familia, pero nadie le cree lo que cuenta. El único sobreviviente de la masacre había sido él. La policía lo busca incesantemente en la casa de él pero no lo hallan. Así que decide encerrarse en el cuarto de Melquíades a repasar los manuscritos. Para la familia de José Arcadio Segundo su fin iba a ser el mismo que el de su bisabuelo, la locura. José Arcadio Segundo solo repetía:

¨ Eran más de tres mil – fue todo cuanto dijo José Arcadio Segundo – Ahora estoy seguro de que eran todos los que estaban en la estación.9 ¨

Úrsula al igual que con su esposo sintió compasión por el estado en el que se encontraba José Arcadio Segundo, debido a su encierro en el cuarto de Melquíades. El estado de soledad en el que se encontraba José Arcadio Segundo le recordaba al coronel Aureliano Buendía, cuando se encerraba en su taller para hacer pescaditos de oro. Y el mundo de tinieblas en el que se encontraba José Arcadio Segundo le recordaba a su esposo. Ella pensaba que el tiempo no pasa, sino que da vueltas al redondo.

9. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 177.

El fin de José Arcadio Segundo estaba escrito. Mientras le repetía a Aureliano (hijo de meme con Mauricio Babilonia) – Acuérdate siempre de que eran más de tres mil y que los echaron al mar-10 muere acostado sobre los pergaminos de Melquíades y con los ojos abiertos. Algo curioso de la muerte de José Arcadio Segundo es que en el mismo instante que él muere también muere su hermano gemelo. Para cerciorase de que está muerto Santa Sofía de la Piedad le degüella el cuello para que no quedaran dudas de que iba a ser enterrado vivo. Cuando van a ser enterrados su familia se equivoca de tumbas, puede ser que José Arcadio Segundo lo enterraran en la tumba de Aureliano Segundo y así muriera con su verdadera identidad, la de ser un Aureliano.