domingo, 20 de diciembre de 2009

José Arcadio Buendía Cien años de Soledad

¨ Esa noche, en la cena, el supuesto Aureliano Segundo desmigajó el pan con la mano derecha y tomó la sopa con la izquierda. Su hermano gemelo, el supuesto José Arcadio Segundo, desmigajó el pan con la mano izquierda y tomó la sopa con la derecha. Era tan precisa la coordinación de sus movimientos que no parecían dos hermanos sentados el uno frente al otro, sino un artificio de espejos.2 ¨

Aunque este fenómeno le llamaba la atención a su bisabuela Úrsula, ni ella ni nadie le prestaron atención a esto. Sucedió lo mismo cuando su hijo Aureliano a la edad de tres años, le predijo que aquella olla que estaba en el centro de la mesa se iba a caer y tan pronto él hizo ese anuncio la olla se despedazó en el suelo. José Arcadio Segundo poco a poco iba desplegando las características de los Aurelianos. Se puede ver que José Arcadio Segundo era alguien de bajo perfil y sobre todo muy callado, de ahí que García Márquez no se ocupa mucha de la descripción del personaje.

Tanto José Arcadio Segundo como su hermano gemelo tenían la costumbre de jugar a cambiar de identidad. Ellos poseían unas esclavas que tenían escrito el nombre de cada uno y jugaban a intercambiarlas. En cierta ocasión sucedió que no se supo quién era quién debido a que eran muy parecidos. Hacían todo a la misma vez, se levantaban a la misma hora, sentían ganas de ir al baño en el mismo instante, eran como una especie de mecanismo sincronizado.

Un día José Arcadio Segundo le pide al coronel Gerineldo Márquez que lo lleve a ver un fusilamiento, es ahí cuando se comienza a diferenciar de su hermano gemelo. Esta acción deja ver que en los juegos de intercambio de personalidad José Arcadio Segundo era Aureliano Segundo, ya que hereda de su tío el coronel Aureliano Buendía el interés por la guerra y las causas sociales. Pero después que José Arcadio Segundo presencia el fusilamiento, cambia de opinión y empieza a detestar las prácticas militares por el hecho de que enterraran vivos a los fusilados, además queda con el terror de que lo enterraran vivo después de haber presenciado ese hecho.

1. José Arcadio Segundo es hijo de Arcadio y Santa Sofía De La Piedad. Él tiene una hermana, Remedios La Bella y un hermano gemelo Aureliano Segundo. Su padre se caracterizó por ser un gobernante cruel, por lo cual fue fusilado.

2. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 101.

José Arcadio Segundo al repudiar los actos violentos que presenció cuando estuvo en el fusilamiento, empieza a ayudarle al padre Antonio Isabel en la iglesia. Cuando llega la hora de su primera comunión, es curioso lo que le dice el padre y lo que José Arcadio Segundo hace:

¨ No le sorprendió que el padre le preguntara si había hecho cosas malas con una mujer, y contestó honradamente que no, pero se desconcertó con la pregunta de si la había hecho con animales.3 ¨

¨ El muchacho se aficionó tanto a aquellas incursiones nocturnas, que pasó mucho tiempo antes de que se le viera en la tienda de Catarino.4 ¨

José Arcadio Segundo cuando crece se convierte en un aficionado a los gallos lo cual le desagrada mucho a su bisabuela Úrsula, ya que según ella los gallos eran los que habían traído la desgracia a su casa. Aunque ella no lo menciona, quizá recuerda cuando su esposo mató a Prudencio Aguilar con una lanza en una pelea de gallos. Esto deja ver que José Arcadio Segundo iba a repetir los mismos gustos por los gallos y las mismas pasiones por los descubrimientos que su bisabuelo José Arcadio Buendía había tenido. José Arcadio Segundo poco a poco se iba pareciendo más a su bisabuelo.

En cierta ocasión su hermano gemelo y él conocen una mujer viuda que había llegado al pueblo a vender rifas. Como ambos eran tan iguales físicamente ella sin darse cuenta se estaba acostando con ellos alternativamente, Aureliano Segundo decide quedarse con ella. José Arcadio Segundo a diferencia de su hermano la consideraba como una mujer que para nada era buena en la cama, es más, decía que la recordaba como una mujer perezosa en la cama.

José Arcadio Segundo, al igual que su bisabuelo José Arcadio Buendía le gustaba los descubrimientos, así que decide que va a despejar el cauce para crear un servicio de navegación. Esto lo hace con la idea de traer el primer barco que zarpe en Macondo. Esta acción nos recuerda cuando su bisabuelo José Arcadio Buendía hizo una expedición con algunas personas con la idea de encontrar el mar. De ahí que cuando José Arcadio Segundo comenta lo que va ha hacer, Úrsula dice:

¨ Ya esto me lo sé de memoria. Es como si el tiempo diera vueltas en redondo y hubiéramos vuelto al principio.5 ¨

3. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 108.

4. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 109. 5. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 113.

Cuando José Arcadio Segundo vuelve a Macondo llega con una balsa en la cual traía consigo unas matronas francesas. Aunque fue un gran logro para José Arcadio Segundo que zarpara el primer barco en Macondo, las personas que trajo de su viaje no fueron lo mejor, pues llegaron a imponer nuevas costumbres y a causa de ellas sucede una tragedia en Macondo:

¨ Lo único que quedó de aquella desventurada iniciativa fue el soplo de renovación que llevaron las matronas de Francia, cuyas artes magníficas cambiaron los métodos tradicionales del amor, y cuyo sentido del bienestar social arrasó con la anticuada tienda de Catarino y transformó la calle en un bazar de farolitos japoneses y organillos nostálgicos. Fueron ellas las promotoras del carnaval sangriento que durante tres días hundió a Macondo en el delirio, y cuya única consecuencia perdurable fue haberle dado a Aureliano Segundo la oportunidad de conocer a Fernanda del Carpio.6 ¨

José Arcadio Segundo permanece mucho tiempo sin saber de su familia, hasta que tiempo después ésta se da cuenta que se convirtió en capataz de la compañía bananera y Fernanda del Carpio exige que no vuelva a pisar su casa. Cuando José Arcadio Segundo vuelve a su casa crea una relación estrecha con el coronel Aureliano Buendía. Permanecía mucho tiempo con el coronel encerrado en el taller, nadie nunca supo de qué hablaban. Esta relación y afinidad entre ellos demuestra una vez más que José Arcadio Segundo era un Aureliano con características de su bisabuelo:

¨ Úrsula se reprochaba la tendencia a olvidarse de él al hablar de la familia, pero cuando lo sintió de nuevo en la casa, y advirtió que el coronel lo admitía en el taller durante horas de trabajo, volvió a examinar sus viejos recuerdos y confirmó la creencia de que en algún momento de la infancia se había cambiado con su hermano gemelo, porque era él y no el otro quien debía llamarse Aureliano.7 ¨

José Arcadio Segundo siempre se caracterizó por ser un hombre calmado, pero cuando éste incitó a los trabajadores de la compañía bananera a una huelga, salió del completo anonimato. Él se había vuelto como una especie de líder sindical. Sufrió un atentado el cual alarmó mucho a Úrsula, lo trató de prevenir pero no logró nada, al contrario se hizo cada vez más terco:

¨ Lo mismo que Aureliano – exclamó Úrsula – Es como si el mundo estuviera dando vueltas.8 ¨

6. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 113.

7. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 149. 8. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 168.

Varios meses después José Arcadio Segundo fue encarcelado junto con otros líderes sindicales. La situación que se vivía entorno a la compañía bananera era desconcertante, pues los obreros eran aglomerados en tambos y a los enfermos les daban una píldora de colores sin importar la enfermedad que tuviesen. Ante esto los obreros hacen una especie de súplica pero el señor Brown, el cual era el dueño de la compañía y el que debía aprobar las súplicas, desaparece de Macondo.

Ante la resolución que se dictó en la que decía que la compañía bananera no tenía trabajadores, estalla una huelga. Llegan a Macondo las fuerzas militares para poner orden. José Arcadio Segundo junto con el coronel Gavilán va a la estación del tren con la muchedumbre por si ocurre algo. Ante la espera de un supuesto tren que llegaría a Macondo, las multitudes se hacinaron en la estación para ver qué sucedería. En ese momento de tensión un teniente lee que a los huelguistas se les considera como a una cuadrilla de malhechores.

Se dio cinco minutos para abandonar la estación pero nadie hizo caso. Ante esto, el capitán dio la orden de fuego y murieron como unos tres mil según José Arcadio Segundo cuando le contaba esto a su familia. José Arcadio Segundo había sido testigo de una tragedia sin igual. Cuando él despierta se encuentra rodeado de muertos en un tren. José Arcadio Segundo logra salir de ese tren que iba rumbo al mar, todos los muertos iban a ser arrojados al mar para no dejar evidencia de la tragedia.

José Arcadio Segundo algo aturdido por lo que vio lo comenta con su familia, pero nadie le cree lo que cuenta. El único sobreviviente de la masacre había sido él. La policía lo busca incesantemente en la casa de él pero no lo hallan. Así que decide encerrarse en el cuarto de Melquíades a repasar los manuscritos. Para la familia de José Arcadio Segundo su fin iba a ser el mismo que el de su bisabuelo, la locura. José Arcadio Segundo solo repetía:

¨ Eran más de tres mil – fue todo cuanto dijo José Arcadio Segundo – Ahora estoy seguro de que eran todos los que estaban en la estación.9 ¨

Úrsula al igual que con su esposo sintió compasión por el estado en el que se encontraba José Arcadio Segundo, debido a su encierro en el cuarto de Melquíades. El estado de soledad en el que se encontraba José Arcadio Segundo le recordaba al coronel Aureliano Buendía, cuando se encerraba en su taller para hacer pescaditos de oro. Y el mundo de tinieblas en el que se encontraba José Arcadio Segundo le recordaba a su esposo. Ella pensaba que el tiempo no pasa, sino que da vueltas al redondo.

9. García Márquez, Gabriel, Cien años de soledad, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1971, pp. 177.

El fin de José Arcadio Segundo estaba escrito. Mientras le repetía a Aureliano (hijo de meme con Mauricio Babilonia) – Acuérdate siempre de que eran más de tres mil y que los echaron al mar-10 muere acostado sobre los pergaminos de Melquíades y con los ojos abiertos. Algo curioso de la muerte de José Arcadio Segundo es que en el mismo instante que él muere también muere su hermano gemelo. Para cerciorase de que está muerto Santa Sofía de la Piedad le degüella el cuello para que no quedaran dudas de que iba a ser enterrado vivo. Cuando van a ser enterrados su familia se equivoca de tumbas, puede ser que José Arcadio Segundo lo enterraran en la tumba de Aureliano Segundo y así muriera con su verdadera identidad, la de ser un Aureliano.

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